COMPLETAMENTE INCOMPLETA.

Todo el mundo tiene piezas de un puzzle por su casa, esparcidas, perdidas entre los cajones de la habitación. La pieza de mi puzzle está más que perdida. Ya estaba estropeada, le faltaba un borde, lo que hacia que no encajase bien. Decidieron quitarmela, separarla del resto de mi puzzle. Era una pieza importante y siempre lo será, todas las piezas del puzzle son fundamentales, sin ella el puzzle que forma mi cuerpo, esta incompleto.  Al perder la pieza, he perdido cosas buenas y he ganado cosas malas. 


No hay que verlo como algo malo, me niego. Cuando algo esta estropeado, se arregla o se cambia por otra cosa. Lo que pasa que cuando se trata de un puzzle, la cosa cambia, las piezas son únicas, insustituibles. Sin ellas, no hay puzzle. No puedes poner otra, no la puedes cambiar, simplemente dejas el espacio. No hablo de un cáncer, ni de ninguna enfermedad, hablo de una extirpación de vesícula. La que sufrí hace meses. Hay mucha gente que esta operada de eso, no pretendo ni es mi intención, victimizarme ni marcar una diferencia hacia el resto de personas que comparten ese mismo problema. Pero conozco por boca de alguno de ellos que pasan de hacer dieta, comen lo que quieren y cuanto quieren. Yo no, mi principal inconveniente, lo que me marcará de POR VIDA es la dieta que me pusieron por faltarme la pieza del puzzle. Pienso cumplirla, y lo hago desde entonces. Por un lado están los fritos, grasas y otros productos que casi mejor no ingerir, que hacen que sea una dieta saludable, pero es que esa lista de prohibiciones es tan larga que incluye hasta productos de primera necesidad o fundamentales hasta entonces para mí.

Debe de cumplirse esa condición, para que otra pieza de mi puzzle no se vea afectada y debe ser extirpada. La pieza de mi hígado ahora esta sola, sin ayudante y debe multiplicar sus tareas ya de por sí largas y complejas. Por cuidarle a él, sigo ese intenso régimen. Desde el aspecto positivo, me mantengo bien de peso y mi vida es más sana, pero estoy triste porque a menudo no sé que puedo comer. Nada de grasa, nada de chocolate, incluso determinadas verduras tampoco son buenas, pescado blanco, carne a la plancha y un largo etc de condicionantes alimentarios. Supongo que mi segunda nueva vida comenzó ese día que perdí la vesícula.

Los pedacitos que componen mi yo, merecen ser cuidados y que les dedique esta canción que me sirve para cerrar el post de hoy.





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